Desde hace una semana hay una pregunta que me corroe el pensamiento: ¿Por qué? ¿Por qué Dios, el destino, la fatídica fortuna o esta exasperante enfermedad decidieron que nuestra historia acabara aquí y ahora? ¿Por qué, en esta ocasión, tuviste que ser tú y no uno de los muchos nombres que escuchas en boca de algunos conocidos, cuya marcha no te deja un vacío opresivo y doloroso entre pecho y estómago? ... Y la respuesta siempre ha sido la misma: el más profundo y ensordecedor silencio.
Así que como nadie responde, he decidido contestar a la única pregunta para la que sí tengo respuesta: Por qué agradezco a la dichosa fortuna haberme dado la oportunidad de conocerte y crecer juntos estos últimos años. Y lo hago aquí y ahora con nuestra complicidad en la que puede que solo tú, yo y los más cercanos entiendan y sientan igual.
Porque siempre tuviste una sonrisa para mi, nunca una mala cara.
Porque fuiste el primer amigo de mi marido a quien conocí y, aunque estaba nerviosa por ese primer encuentro, nunca pudo ser mejor.
Porque aun hablando esa noche con la boca llena, me recibiste con los brazos abiertos de por vida.
Porque contigo, la frase "Wilmaaaaaaa, they're going to take us a pictureeeeee" siempre iba seguida de una enorme carcajada por parte de los dos.
Porque decidiste quedarte en el 'mariposario' en lugar de venir con nosotros a hacer 'canopy'.
Porque seguramente, mucho antes que yo llegara, fuiste el primero en hacer reír a quién ahora es el centro de mi universo, mi marido. Por ello, te estaré eternamente agradecida.
Porque trajiste a mi vida a la que siempre será mi 'BFF' Ibicenca y con la que he podido compartir alguna que otra copa de champagne.
Porque estuviste el día de la palmera.
Porque nos brindaste la oportunidad de ir al Camp Nou, incluso cuando las fuerzas ya te flaqueaban.
Porque le abriste las puertas de tu casa y tu amistad a mis amigos de Barcelona.
Porque siempre te interesaste por este blog y me aportaste todos aquellos vídeos que te ayudaron a sobrellevar esta incomprensible enfermedad.
Porque fuiste el primer amigo en verme vestida de novia y fuiste el primero en hacerme llorar ese día.
Porque aun sin estar bien, viniste a nuestra boda y lo diste todo en el flashmob.
Y porque teníamos muchos planes que cumplir en los que tú siempre estarás presente.
Así que por todo esto y por mucho más, hoy publico este 'post' con uno de los muchos vídeos que me enviaste antes de irte y que no llegué a tiempo a compartir. Por ello, lo hago ahora haciendo mías aquellas palabras que me brindaste en el discurso de mi boda:
No necesito gritarlo a los cuatro 'Ayres', ni aunque mil 'Ushuaïa's hubiera, Only YOU te cantaré siempre.
Gracias amigo por tu ayuda, tu apoyo y, sobre todo, tu complicidad. Ahora y siempre.